Lloro porque estoy viva.

Lloro porque siento, lloro porque ciertas cosas me afectan, lloro porque es mi manera de expresarme, mi manera de demostrar lo que siento, lloro porque simplemente tengo ganas de llorar y porque lo necesito, lloro porque estoy viva y tengo sentimientos.

Muchos ven el llanto como un sinónimo de tristeza, para mi llorar es algo tan hermoso como reír, no sólo por el hecho de que también lloramos de alegría, sino por el hecho de que llorar es una manera de sentirse vivo. Lloramos cuando tropezamos, cuando caemos, pero siempre hay alguien que nos levanta y nos ayuda a seguir adelante. Llorar es algo tan reconfortante, porque con cada lágrima sacas un poco del dolor que siente tu alma y le das lugar a la felicidad. Aunque en ese momento te sientas mal, después del dolor, después de todo lo malo viene lo bueno. Y si es necesario llorar mil veces, entonces hazlo, porque llorar purifica el alma. Aguantar el dolor a veces no sirve de nada, a veces es mejor desahogarte que fingir que esta todo bien y que nada pasa. Porque no hay mal que por bien no venga, es decir no hay nada malo que no te deje una enseñanza o que te haga más fuerte. A veces hay que sufrir para saber apreciar y valorar ciertas cosas.